La verdad sobre Gregorio Escobedo

Gregorio Escobedo

Sin lugar a dudas, el pueblo de Guayaquil no olvida jamás a sus patriotas, en especial a aquellos que gestionaron la independencia de la ciudad en 1820. Y así es el caso de Gregorio Escobedo, que está registrado en la historia local como un héroe del bando emancipador, sin embargo, hay oscuras acciones que envuelven a este personaje en lo posterior al 9 de octubre.

Escobedo nació en Arequipa, actual Perú, en 1796. Sus padres fueron los peruanos Ramón Escobedo y Manuela Rodríguez. Sus estudios los realizó en el Seminario de San Gerónimo, sin embargo, luego siguió la carrera militar. Se alista al servicio de la Corona española bajo el mando del general José Manuel Goyeneche. Entre los años 1816 y 1818 estuvo bajo las órdenes del virrey Joaquín de la Pezuela, quién lo transfiere al batallón Granaderos de Reserva, el cual estaba al mando del general José de la Serna. Para 1818, Escobedo fue ascendido al grado de capitán, debido a sus méritos militares.

Dos años después, en 1820, Escobedo arribó a Guayaquil en calidad de capitán de la tercera compañía del batallón del Granaderos de Reserva, configurándose como uno de los oficiales de mayor influencia sobre la tropa conformada por soldados americanos. Erróneamente se creía que era el segundo al mando de dicho batallón, sin embargo, recientes descubrimientos realizados en los archivos de la Academia Militar de Segovia aclaran la nómina de altos rangos del batallón del Granaderos en aquella época.

Escobedo entabla amistad con tres venezolanos pertenecientes al batallón Numancia, los cuales habían llegado deportados desde el Perú por sus ideas proindependentistas: León de Febres Cordero, Miguel de Letamendi y Luis Urdaneta. Ellos tres fueron el nexo de Escobedo con la sociedad guayaquileña que estaba organizando el golpe emancipador.

Al entablar contacto con los independentistas locales, y mostrar una actitud favorable a los intereses patriotas, Escobedo fue invitado a una fiesta por la noche del 1 de octubre en la casa de José de Villamil; fiesta que enmascaraba una reunión de patriotas que planificaban el golpe emancipador, denominada Fragua de Vulcano. Escobedo se unió a la causa independentista oficialmente y rápidamente se convirtió en uno de los principales actores de la revolución.

La participación de Escobedo en el triunfo de la revolución guayaquileña llegó a ser crucial debido a que sus importantes acciones facilitaron la ejecución del golpe, para lo cual convenció a sargentos, subtenientes y cabos de toda la milicia acantonada en la ciudad para que apoyen el levantamiento, a cambio de dinero o ascensos en sus rangos militares, bajo el mando de un gobierno conformado por continentales.

Escobedo cumplió con lo prometido, y es así que en la última reunión en casa de Villamil, el 8 de octubre, les aseguró a los demás sobre el triunfo de la causa aduciendo que no habría con quién luchar, debido a que los soldados iban a plegar a favor del golpe. Dicho así, aconteció la independencia de Guayaquil el 9 de octubre, teniendo gran relevancia Escobedo como prócer. Luego del triunfo patriota en ese mismo día, la junta provisoria de gobierno local, en agradecimiento por sus acciones, le confirió a Escobedo el cargo de jefe militar de la provincia, dándole la responsabilidad grande y compleja de mantener la paz y el equilibrio en la población.

Esta es la historia bonita de Escobedo, un patriota que luchó por la independencia. Esta es la historia que se cuenta ampliamente y que lo eleva a la calidad de prócer. Sin embargo, luego de ser envestido en el cargo de jefe militar, todo cambió.

Escobedo no mantuvo ni la paz ni el equilibrio, al contrario, deshorró de la forma más baja el cargo que se le había encomendado. Comenzó rápidamente a hostilizar a los ciudadanos con el fin de obtener de ellos dinero o bienes de valor. Una de las cosas que caracterizaban a este personaje fue su incorregible vicio por el juego de naipes, a lo que le seguía sus cuantiosas deudas provocadas por las apuestas. Así, después de la revolución, se dedicó al asalto y al pillaje para de esa manera poder solventar su vida ludópata, derrochadora y disipadora.

El problema fue creciendo de manera incontrolable, sin que las autoridades pudieran encontar una solución inmediata. Escobedo era el jefe militar, controlaba las fuerzas armadas, ergo tenía el poder fáctico para tomar incluso el poder político. Tanto la junta de gobierno como el pueblo veían con impotencia el accionar de este sujeto.

Sin embargo, Olmedo ordenó la instalación de un colegio electoral, el cual designó las autoridades de la nueva Junta de Gobierno oficial, y aprovechando el descuido de Escobedo, éste fue arrestado inmediatamente y conducido al puerto con el fin de embarcarlo y que sea puesto bajo órdenes del general José de San Martín en las luchas por la independencia latinoamericana.

Olmedo le escribió a San Martín:

"Este pueblo, después de haber proclamado tan gloriosamente su independencia, no ha gozado de sus frutos tan sin zozobra como permitían los hermosos principios de nuestra santa insurrección. Las circunstancias del momento hicieron crear un gobierno sin las debidas formalidades. A mí se me encargó el Gobierno Político y el militar ¿, al capitán don Gregorio Escobedo. Me vi precisado, a los seis días, a hacer dimisión de un empleo que yo no podía ejercer en beneficio de mi patria; pues el oficial Escobedo no correspondió a la confianza que se le hizo; y, reuniendo toda autoridad, hacía extrañar los días del antiguo despotismo. Previendo yo estos males, hice convocar, desde el principio de mi gobierno, a todos los pueblos, para que, por medio de sus diputados, eligieran en esta ciudad el Gobierno que más les conviniese".

En el mismo documento, Olmedo le hace conocer a San Martín, que la junta de gobierno ordenó la prisión para Escobedo, el cual fue reemplazado en su cargo por el coronel Juan de Araujo. También comunicó que, después de apresado Escobedo, cmenzaron a surgir infinidades de denuncias de muchos ciudadanos víctimas del abuso. Así, para que el pueblo no tome represalias contra Escobedo, se decidió tras apresarlo, enviarlo a Chile en el bergantín Pueyrredón.

Se concluye que no era el amor a la patria ni a la independencia lo que había hecho tomar parte activa a Escobedo en la transformación política, sino la sed de atesorar y la ambición de mando.

Escobedo fue sometido a la disciplina de San Martín, luego participó en la batalla de Macacona en 1822, en la que conoció la derrota, y fue destinado a cumplir funciones de segunda importancia por más de ocho años. Promovió una fallida sublevación en el Cuzco en 1830, por lo cual fue apresado y desterrado a Bolivia. Clandestinamente regresó a Arequipa, pero tras ser descubierto fue deportado nuevamente. A la edad de 36 años, participó en la guerra entre Salavarry y Santa Cruz en el Cuzco, en la cual halló la muerte en el campo de batalla.

Guayaquil prefirió olvidar sus malas acciones de forma generosa, debido a su participación en la independencia, dedicándole homenajes como prócer.

Share on Google Plus

About Salomón Villacrés

This is a short description in the author block about the author. You edit it by entering text in the "Biographical Info" field in the user admin panel.